Analizando el origen del carnaval, es probable que
la procedencia de este se encuentre en antiguos festejos que realizaban los romanos, como
las bacanales, en honor al dios Baco; las saturnales, en honor al dios Saturno y las
lupercales, en honor al dios Pan. A ellos, los ciudadanos acudían y festejaban a la vez
que, según sus creencias, rendían homenaje a ciertos dioses.
En Grecia también existían estas fiestas en honor a las deidades y, de hecho, muchas
fueron adaptadas por los romanos, que, al igual que los griegos, tenían una religión
politeísta, es decir, que creían en muchos dioses, no solamente en uno. La novedad de
estas fiestas era que además de los considerados ciudadanos, también podían participar
esclavos y estos se mezclaban con las personas más acomodadas sin ningún tipo de
inconveniente.
En una buena cantidad de ocasiones, llegaron a ser festividades prohibidas en algunos
momentos de la historia del Imperio Romano debido a los excesos que se cometían, ya que
la sociedad, de alguna forma, dejaba de estar reprimida por unos momentos y, puede que
para ellos entonces no existieran normas.
Pero también existían celebraciones parecidas anteriores a las de los ciudadanos
romanos y los griegos en el antiguo Egipto y en Sumeria, hace más o menos unos 5000
años. De hecho, gran cantidad de investigadores del carnaval coincide en que fue en estas
civilizaciones cuando comenzaron las primeras manifestaciones con elementos que en los que
se puede encontrar el origen del
carnaval, y las fiestas aquí celebradas no se diferencian tanto de las realizadas en
la antigua Grecia y en Roma. A pesar de esto, una de las celebraciones romanas más
parecidas que se conocen en la actualidad son las saturnales.
Fue con la expansión del cristianismo cuando la fiesta tomó el nombre que le damos
hoy en día: carnaval. Pero esto ocurriría muchos años después de las saturnales, que
se celebraban en las mismas fechas en las que ahora festejamos la Navidad y se hacía
honor al dios Saturno (Cronos en Grecia).
En ellas abundaba la alegría, se comía y bebía sin parar y se suspendían, durante
el tiempo que duraran, determinadas actividades, como las judiciales o las escolares.
Además, los esclavos podían olvidarse de su condición social durante esta etapa del
año y mezclarse con personas pertenecientes a las clases más altas o a las clases
superiores a la suya.
Con todas estas características, se pude afirmar que la fiesta más parecida a esta
que tenemos en nuestros días es la del carnaval, a la que también se le asemejan otras
fiestas antiguas como las bacanales, en honor a Baco (Dionisio en Grecia).
En todas ellas abundaba la felicidad que producía celebrarlas y la diversión y era
muy ansiado por los ciudadanos que llegaran pronto las fechas de celebrarla y de esta
manera descansar del trabajo, ya que era lo más normal que los campesinos se divirtieran
después de largas jornadas de siembra, época tras la cual se hacían las saturnales, en
las que estos paraban con alegría las labores del campo que tanto esfuerzo les habían
costado.
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