Las máscaras de carnaval son otro elemento
destacado de los carnavales alrededor de todo el mundo. Puede parecer un detalle muy
pequeño, pero estas fiestas no serían lo que son sin dichas máscaras, las cuales se
encuentran todos los años en los desfiles, en la televisión y los medios de
comunicación en general, en las calles, etc., al llegar estas fechas.
Las máscaras de carnaval son de muchos tipos, y todas ellas diferentes, pues, al igual
que los disfraces, cada una de ellas es una parte
que representa a un todo. Pueden ir complementando un disfraz, o simplemente ser usadas
sin necesidad de llevar un disfraz de un ente concreto.
En épocas carnavalescas, el lugar de utilización de máscaras más representativo es,
sin ninguna duda, el carnaval de
Venecia. La realidad es que las máscaras provocan una sensación de escape propia de
esta época del año, al igual que los disfraces, en quienes las llevan puestas.
Es muy habitual ver películas o documentales sobre épocas pasadas y encontrar que se
hacían determinadas fiestas propias de las clases altas o de las clases burguesas en las
que se utilizaban estos fantásticos accesorios, aunque también es cierto que los
componentes de las clases bajas también celebraban el carnaval vestidos de forma
diferente a la ordinaria.
Mucha gente se pregunta dónde se encuentra el origen de la utilización de máscaras y
la respuesta está, así como en muchos otros elementos del carnaval, en tiempos muy lejanos a la actualidad. En
épocas pasadas, los habitantes de un lugar las usaban como medio de protección contra
acciones descontroladas o debido a alguna creencia en divinidades o a algún ritual propio
de la civilización a la que se perteneciera.
También, las máscaras simplemente podían ser utilizadas, como ocurre actualmente, en
fiestas o celebraciones de algún tipo. Todos estos aspectos dependían del lugar y la
cultura en la que se encontraran los habitantes de cada civilización.
En Irlanda, se utilizaban las máscaras como medio de protección de espíritus
malignos, aunque esto no se hacía en las fechas en las que actualmente celebramos el
carnaval, sino en la conocida Noche de las Brujas y, en la antigua
Grecia, eran usadas por los actores que representaban obras de teatro propias de la
época.
Las máscaras tienen la
capacidad de hacer que quien las lleva puestas no sea reconocido y pueda ir a los lugares
que quiera y hacer lo que desee manteniendo el anonimato. De esta forma, el individuo
puede comportarse sin acatar normas de ningún tipo, a diferencia de otros días o de otra
clase de celebraciones en las que la tradición indica que hay que seguir unas reglas, y
más si se trata de algunas épocas históricas del pasado.
Muchas veces, el uso de máscaras se asocia a fines totalmente religiosos o
sencillamente, a antiguas creencias que aún se conservan; pero otras veces, la
utilización de estas tiene el único objetivo de encontrar la diversión, y la mejor
época para lograr esto es el carnaval, en el que todo está permitido. Relacionado con
esto, también se ha hecho muy popular el uso de caretas.
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