En lo que a la historia del carnaval se refiere, es
sabido que fiestas similares se hacían en Egipto, Grecia, Roma y otras antiguas
civilizaciones hace más de 5000 años.
En Roma destacaban las bacanales y las saturnales. Pero estos festejos se hacían en
homenaje a determinados dioses en los que los habitantes de Roma creían y, años después
se convirtieron al cristianismo, que implica la creencia en un único Dios y, por tanto se
empezaron a hacer nuevas fiestas dedicadas a la nueva fe, aunque no era tan fácil
desprenderse de todo lo anterior para crear algo nuevo.
La población, aunque cristiana, no quería perder sus antiguas costumbres. Entonces,
cuando los ciudadanos romanos se convirtieron al cristianismo, no se abandonaron ciertos
aspectos paganos que ya existían anteriormente y se continuó con algunas tradiciones que
contenían elementos de sus costumbres de antes, pero siempre de acuerdo con las creencias
católicas que los habitantes comenzaban a tener.
De esta forma, es avanzando hacia la Edad Media cuando nace el carnaval tal y como lo
conocemos hoy en día respecto a los aspectos religiosos y también a los lúdicos, si
bien al principio probablemente no fuera más que la etapa anterior a la cuaresma que no
implicaba otras acciones.
Existen documentos medievales que muestran la existencia del carnaval en la Edad Media,
como la prueba de que en el siglo VII, San Isidoro de Sevilla mostraba sus quejas debido a
que la población salía a las calles disfrazada y, en muchas ocasiones, se veía a
personas vestidas como si pertenecieran al género contrario.
El término «carnaval» apareció por primera vez en Italia, sobre el siglo X y en
otras partes de Europa, fiestas semejantes eran llamadas de otra forma distinta, aunque
hiciesen referencia a lo mismo. Más tarde, dicho término sería extendido y comenzaría
a ser usado por todo el mundo en Europa. A partir del siglo XVI, se hicieron habituales
los desfiles por las calles de personas disfrazadas y con máscaras, elementos a los que
la Iglesia era contraria debido a que provoca una exaltación que puede conducir al
desenfreno, aunque finalmente se mostró permisiva con ello.
Tras el descubrimiento y colonización de América, estas fiestas fueron llevadas al
nuevo continente y se hicieron populares allí también. De esta forma, los carnavales son fiestas que se
han extendido en muy amplias partes del mundo y aún se conservan en estas.
En los siglos XV y XVI, sobre todo en este último, fue cuando el carnaval alcanzó su
máximo esplendor, no sin la presencia de prohibiciones. En los siglos posteriores, la
festividad fue haciéndose cada vez más popular y no cesaron los desfiles ni la
diversión.
Así, el carnaval empezó a ser una etapa de gozo previa a la cuaresma, período que
dura hasta la llegada de la pascua en el que los cristianos se privan de prácticas
habituales como la de comer carne. En la actualidad, es una festividad lúdica en la que
la gente se divierte desfilando con sus disfraces o máscaras.
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